Me considero crítico y a veces reconozco que mi grado de exigencia para ciertas actuaciones y prestaciones es elevado, a veces demasiado, pero esta actuación cremosa excede todo lo que uno pueda pretender de un equipo, Atlético le hizo seis goles a un Gimnasia de Jujuy que no marcó ni el del honor, que no pudo ni sostener la guardia levantada, que solo padeció la cantidad de goles que la “crema” se propuso convertir, porque pudieron ser más, muchos más. Atlético puso en el terreno todo el juego, todo su potencial dentro de un contexto de absoluta seriedad con la que tomó el compromiso, y la diferencia fue tan amplia que a la visita solo le quedo rezar por piedad, aunque ese beneficio jamás llegó.
Atlético disfruta el momento fuera de la cancha ante uno y otro agasajo, pero dentro de ella también se permite hacerlo, mostrando toda la capacidad de un equipo llamado a formar parte de la vitrina albiceleste.
Carignano ya es el goleador histórico de Atlético por los cuatro goles de una noche de antología, Castro ya es un “10” que quedará por siempre en el recuerdo por un estilo extraordinario al que además le agrega gol, Juárez ya está en la lista de los grandes líderes y Bovaglio ya es un caudillo irrepetible, Carniello, Zbrun, Aguirre, Gonzales son apellidos que el viento no se podrá llevar, porque echaron raíces desde una performance de alto vuelo.¿Detalles del partido?, ¿para qué?, solo alcanza con decir que Atlético festejó antes y durante, levantó la copa en la espera y desplegó todo su brillo en un juego en el que trasformó en nueva víctima a GYEJ, le hizo seis y pudieron ser más, la fiesta no continuó después por qué un puñado de aguafiestas (e inadaptados) se metió en la cancha para privar a miles ver al equipo dar la vuelta otra vez.
No se cansa de ganar por qué no se cansa de jugar, y su forma de jugar es esta, pulida, muy técnica y efectiva, eficiente y práctica, arrolladora y aplastante, esta vez le toco al lobo jujeño y ahora va por Aldosivi en “la feliz”, y agarrate fuerte “tiburón” porque este campeón en cualquier terreno y ante todo rival se mueve como pez en el agua, porque al fin de cuentas es un inconformista sin cura.
Gabriel Santillán
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