11 ago 2016

Paciencia, son los que están, es lo que hay.

La bitácora de esta tediosa espera por el reinicio del fútbol gana en carillas todo el tiempo, hay poco por agregar del día a día en materia de novedades, los refuerzos de real envergadura aunque suenen no llegan… no llegan, y no llegarán, todo sabido, nada nuevo bajo el sol.

Entonces es momento de posar los pies sobre la tierra, pero de manera firme, tarea nada fácil para el hincha al que le encanta soñar con ser campeón siempre, habrá que empezar a ver al primer equipo como tal. Este equipo será el que asuma las responsabilidades y ponga la cara para la cachetada final o para la foto del milagro. Es hora de dejar de verlo como un equipo de vecinos, que no nos pertenece, este será el Atlético de todos, el de toda la vida, el que ahora no tiene nombres rutilantes ni muchos pibes que prometen romperla toda, es lo que hubo en los últimos tiempos, es lo que habrá en un futuro no muy claro, en definitiva, ES LO QUE HAY. En ese contexto habrá que empezar a mirar con mucho cariño a Fernado Luna, que juega bien, habrá que poner optimismo para esperar por Teo Paredes y Gastón Campi, habrá que quererlo y mucho a Ramiro Costa, dueño de movimientos interesantes en la proximidad al arco y gestos esperanzadores en los previo, habrá que retomar el romance con la prestación de Oscar Carniello y su siempre valioso aporte, habrá que evitar comparar a Hoyos con Werner o cualquier otro arquero surgido del cántaro albiceleste de cancerberos, y para los menos pacientes, hasta habrá que ver con buenos ojos la presencia del resistido apellido Abero en la planilla.
No debería haber decepción por la no llegada de jugadores encumbrados a barrio Alberdi, debiera haber aceptación para los que vinieron, para los que dieron el sí con sus motivos a cuestas, una oportunidad, un desafío, una entrada al fútbol grande, casi todos lejos del sentido de pertenencia, aún así, debiera ser aceptación y punto.
¿Y con el paladar futbolero?, ¿qué hacemos?, bien, los siempre exigentes plateistas deberán pasar por una sesión de spa unas horas de caminar a paso apurado por Primera Junta antes y ayudar la terapia con alguna que otra plegaria, ¿yoga?, ¿por qué no?, todo servirá para acompañar a un grupo conformada por algunos buenos jugadores con apetito de gloria y con varios jugadores, ¿un centenar?, que ante la propuesta de “la crema”  prefirieron otros rumbos al supuesto seguro destino de cadalso.

Dicen que la gran virtud del hincha es “aguantar los trapos”, y para ello aparecen varias lecturas, no faltar nunca a la cancha, cantarse todo, bancar a los buenos y a los otros, incomodar al referí, y tantas otras a la que me animo a decir que el hincha de Atlético deberá sumarle una opción más, PACIENCIA, armarse de mucha paciencia ya que parece que allí estará la gran virtud de un torneo que deberá ser acompañado por una permanente relajación Zen. Ser paciente será el desafío, y como dicen los españoles, “a por él”.