28 oct 2011

La leyenda del indomable


Se fue el maestro amilcar Brusa, dicen que arriba no hay quien entrene a tantos campeones como supo generar. Decidí recordarlo con este excelente post publicado el 26-9-2008 en este blog, extraído de criticadigital.com (la web ya no se encuentra on line)

AMÍLCAR BRUSA A LOS 85. MEDIO SIGLO ENTRENANDO CAMPEONES

Historias de agachadas, estafas, vergüenzas, peleas arregladas, y pocos héroes, o un héroe: Carlos Monzón. Hoy Brusa, en Santa Fe, hace lo de siempre: entrenar a boxeadores con hambre. Sus broncas contra Tito Lectoure, su desprecio por Mike Tyson, su mirada final: “Lo único que no te va a traicionar es el gimnasio”.

Saca las manos, Brusita: lo que tiene lo tira. Es un gesto. Y si te agarra flojito puede resultar conmovedor. El tipo le aguanta el cruce abierto, el palo por palo, a la borrasca de sus 85 años. Y lo hace con una fiereza de lo más estimulante. Hay que verlo carajear.

En la embestida se lleva puesto a Tito Lectoure, al boxeo argentino, a los males de su provincia; a Sugar Leonard, a Marvin Hagler, a Mike Tyson. Y a algunos de los campeones que él siente haber construido, de Martillo Roldán al Tata Baldomir. En sus historias hay agachadas, estafas, traiciones, vergüenzas, peleas arregladas, y pocos héroes, o un héroe, Carlos Monzón, uno de sus catorce pupilos que llegó a campeón del mundo, y su más grande pupilo, y su más grande campeón del mundo.

Pero también le llegan las manos. Y las siente. Y se marea, Brusita. De golpe te está hablando y si no te agarra del brazo, se viene. Un metro noventa y uno flameando ahí delante. Ahí se queda unos segundos, todos nos quedamos, quietísimos, hasta que pasa, hasta que con la voz grave y ajada, te dice: “Ya está, ya estoy bien”. Y, lento, te suelta. Después arranca de nuevo. Y otra vez se acuerda de sus villanos. Otra vez tira el cross, el gancho. Les apunta a los periodistas porteños, a la mafia dentro de la Federación Argentina de Box (FAB), y no pregunta cuántos son. Entonces, lo que se ve es un hombre en la retirada de su vida, al que le cuesta mantener la vertical, que arrastra el paso y se ayuda con un bastón, pero que no deja de batirse, y si se tiene que ir, se va a ir pegando. Es un gesto. Y no tiene que agarrarte flojito para que termine resultando conmovedor.

DESDE EL SALÓN DE LA FAMA. Son las cuatro de la tarde de un día cualquiera de una semana cualquiera. Sobre la calle 1° de Mayo, centro de la ciudad de Santa Fe, en el gimnasio que la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) abrió para él, Amílcar Brusa hace lo que viene haciendo desde cinco décadas: se para delante de un pibe con hambre y le enseña a boxear. Volvió al país hace un año y medio, después de veinte, durante los cuales se convirtió en uno de los entrenadores más grandes de todos los tiempos, con 14 campeones del mundo y exclusivo ingreso al Internacional Boxing Hall of Fame de Nueva York, donde su nombre comparte cartel con las vacas sagradas de la historia de este deporte.

Aquí, y ahora, sentado en la breve oficina del gimnasio, Brusa le entra a la historia, y pareciera que el cruce lo entusiasma.

–¿Por qué se fue?

–Tito Lectoure nos había estado estafando, a Monzón y a mí. En la anteúltima defensa de Carlos, le encontré un contrato a Lectoure que lo unía a un tal Sabattini, un promotor europeo. Y ahí caí. ¡Por eso nunca peleábamos en Estados Unidos! Yo decía: cómo puede ser que siempre peleamos en Europa, teniendo un campeón como Carlos. Y claro, era este tipo, que nos estafaba, también con la plata. La última defensa de Mozón la hicimos sin Lectoure, y cobramos el equivalente a tres peleas juntas. ¿Me explico?

–¿Qué le dijo Lectoure?

–Fui y le dije: yo soy una usina, le saco boxeadores de todos los colores. ¿Y usted me hace esto, me esquilma?

–¿Qué pasó después?

–Ahí las cosas empezaron a salir en los diarios. Él tenía el apoyo de los periodistas porteños y yo nunca anduve bien con los periodistas porteños.

–¿Por?

–Nunca supieron ver a Monzón. Decían: Locche, el Intocable.
¿Y cómo terminó el Intocable? Con la cabeza así. ¿Y cómo terminó Monzón? Sin una marca. Ulises Barrera, que hablaba tan bien, era una placer escucharlo hablar, pero de box... La primera defensa de Monzón, el tipo relata: “Todavía está en peligro el cross de izquierda del campeón mundial”. Por favor, Monzón ya lo llevaba flameando a Benvenutti.

–¿Qué era lo que no veían?

–Lo práctico del boxeo. Mire, cuando Alain Delon organiza la pelea en París entre Monzón y Mantequilla Nápoles, le digo a Delon: “Por favor, ¿no me consigue alguna pelea de Mantequilla?”. En esa época no había videos ni nada. Así que Delon me lleva a ver una filmación. Miramos hasta el séptimo round y ahí entendí por dónde venía la pelea.

–¿Por dónde venía?

–Lo senté a Monzón y le dije: “Cuidado que se mueve bien, pero cuando le metas la mano acá, el cross de él va a quedar acá, no le va a alcanzar. Ya entendiste. No hablemos más”.

–Mantequilla no sale del rincón después del sexto asalto, creo.

-Sí, pero esperesé. A Mantequilla le ponen de entrenador a Angelo Dundee. Cuando termina la pelea, en el hotel, me lo encuentro a Dundee, que me dice: “Brusa, qué práctico es tu negrito. Va para adelante y pega, va para atrás y pega. ¡Si no se lo saco me lo mata!”. Hasta Dundee se daba cuenta de que Monzón era práctico, y en Buenos Aires nunca le valoraron eso.

DE ALÍ A MIKE “UNA BASURA” TYSON. A ver, Angelo Dundee, el tipo que estuvo en los rincones de Muhammad Ali, George Foreman y Ray “Sugar” Leonard, por citar sólo a tres de sus pollos. Estamos hablando de la cima, en un momento de la historia donde en la cima se cruzaban apellidos como ésos, y algunos más.

Con Monzón retirado, Brusa se tomó revancha de tanta gira europea y se fue a vivir a los Estados Unidos. Trabajó en La Brea, un icónico gimnasio de Los Ángeles, donde aprendió buena parte de lo que hoy les enseña a los chicos del suburbio santafesino que llegan en pata a ver si sacando las manos se pueden convertir en alguien. Formó parte del boxeo americano de los 80, se abrazó con Don King cuando tuvo campeón mundial, y lo vio pasar cuando no lo tuvo, porque Don King, dice Brusa, sigue de largo si andás sin un campeón que mostrar. Estando allá se dio el lujo de despreciar el saludo de Tyson: “Pegaba duro, pero como tipo era una basura”.

–Nunca fue lo que podemos llamar un gran boxeador.

–No, desde ya. Tenía una ventaja, era un pesado chico, un pesado con cintura. Un mosca o un gallo, a los 25 años, tiene su estructura ósea consolidada. Un pesado tiene que esperar hasta los treinta. Tyson, a los 22, ya estaba hecho. Un caso único.

–Usted fue pesado.

–Sí, gané algunos torneos. Es un peso que puede ser apasionante. Ahora está lleno de cocineras gordas. El 6 de abril de 1987, Marvin “Marvelous” Hagler y Ray “Sugar” Leonard se subieron al ring del Caesar Palace de Las Vegas y llevaron adelante los doce rounds más esperados de la década. Se enfrentaba el genio del púgil negro americano en sus dos versiones más exquisitas y definitivas. Estaban los que esperábamos más de Hagler, de su impronta, esa calva reluciente bajo la capucha negra, Darth Vader viniendo para el ring. Y estaban los que sabían quién era Leonard y en condiciones de hacer qué se encontraba esa noche. Fue una de las grandes peleas en la vida de muchos, y la victoria por puntos de Leonard no le quitó épica para los que vimos caer a Vader, a Hagler.

Brusa, en un juego de golpes combinados, deshace el mito, se lo deshace sólo para él, tal vez, lo que desde luego no le preocupa: “Esa pelea estuvo arreglada, fue el tongo más grande de la historia. La tenían arreglada entre ellos, y se llevaron mucho más de lo que declararon”. Quedarse en si lo que dice es cierto o no, es un poco buche. Más interesante resulta ver, en el fondo de esa afirmación, otra vez, el gesto, eso que se parece al arrojo, y que no se modifica según la certidumbre o la falacia de lo que afirma.

Con el boxeo argentino tuvo una relación intermitente. Cuando escucha la pregunta sobre por qué Juan “Martillo” Roldán desobedeció al rincón en la pelea con Tommy Hearns, por qué salió a buscar una sola mano para terminar cayendo en el cuarto, Brusa, que lo había sacado campeón amateur y después lo vio partir hacia las filas de Lectoure, hace silencio. No va a decir más que:

–Roldán era cagón. Y dice que al boxeo argentino lo hicieron mierda:

–¡Mierda! Ahora lo único que hacen es pedirnos palomas para los gavilanes de afuera.

VENTANAL, LA MUERTE. Amílcar Brusa vive en un departamento amplio, con ventanal sobre la salida, y que está en el fondo de una galería comercial, sobre el Brusa Club Privado, su otro gimnasio, menos sufrido, más caretón, donde una de sus hijas da clases de aeróbica y los chicos de la clase media de Santa Fe van a distenderse haciendo aparatos, tranquilos, hasta ahí. En una cocina abierta, incorporada al living con fotos de gloria en blanco y negro, más un escudo de Unión, Brusa llena las copas con champagne. Le pregunto lo que se vuelve inevitable preguntar. Brusa responde tranquilo:

–No, a mí la muerte no me preocupa.

Y después, con un tono pedagógico, a esta altura imposible de evitar y después de todo por qué tendría, Brusa dicta: “Usted, a los 30 años, necesita combustión y descanso. A los 40, un poco más de descanso. A los 60, otra cosa. A los 70, cuidá lo que tenés. A los 80, protegete”.

–¿Cómo se protege usted?

–Tomo estas porquerías de vitaminas y hasta fui a un psicólogo.

–Está enojado.

–Fastidioso.

–¿Con qué?

-Conmigo, probablemente. Pero también con el resto. Acá en Santa Fe, no puede ser, somos todos empleados públicos. Si no te falta el ayudante, te falta el preparador físico. Hay días que ni el boxeador viene.

ÚLTIMAS ANOTACIONES. Al día siguiente, y como un día cualquiera, Brusa está a la una en el gimnasio de UPCN. Otra vez la oficina, el escritorio humilde, la charla y el café. A un costado, Brusa apila unos diez, doce cuadernos. Son los viejos cuadernos tan típicos de la escuela primaria, de marcas como Gloria, Éxito, algún Rivadavia forrado con papel araña. En el frente, sobre una etiqueta escolar, un nombre, que puede ser el del chico Acuña o el de su último campeón, el pibe Díaz Gallardo, que ganó en Tres Arroyos el título argentino de los superwelter. Adentro, las páginas escritas con una prolijidad caligráfica, a mano, llevan el desarrollo de cada pupilo.

–¿Quiénes vienen a su gimnasio de UPCN?

–Nosotros no recibimos gente ni de los colegios de monjas ni de las universidades. Nosotros nos arreglamos de lo que nos deja la villa.

–¿Y qué les deja?

–Chicos desnutridos, algunos llegan descalzos o con las zapatillas rotas.

–¿Y vienen buscando qué?

–Algunos, una ducha. Y es muy importante que se la podamos dar. De verdad, le digo, es una obra social, poder mandar a la casa a un chico higienizado. Otros quieren comprarse un auto. Uno les dice que primero el techo, pero no hay caso: ellos siempre se compran primero el auto. Le quieren demostrar a su gente, a su barrio, que ellos también son importantes.

–¿Qué les dice a los pupilos que llegan?

–Que los puede traicionar un hermano, un hijo. Que hasta su propia madre los puede traicionar. Que el único que no los va a traicionar es el gimnasio. Porque el gimnasio les devuelve el esfuerzo, enseña a dominar sus sentimientos. Es lo primero que les digo: el gimnasio no traiciona. Y fíjese que es verdad

Alejandro Seselovsk - http://criticadigital.com

21 oct 2011

Al borde del límite, en Rafaela también.

Por momentos el tema preocupa, veo que se precipitan ciertas situaciones, veo que algunos se empeñan en aparecer como esos irracionales seguidores de clubes caídos en desgracias financieras que solo piensan en la victoria de su equipo en este fin de semana, los de Racing, los del Rojo o los de Chaca, los de River como los de Platense como tantos otros. Quieren que su equipo gane si o si o que se vaya el técnico y si el cambio de técnico no funciona entonces… que se vayan todos. Y así están los que están, en la ruina absoluta, porque varios otros miran desde afuera como For Ever, o los santiagueños que de Central Norte que decían que si ganabas allí no salías, o como los correntinos y varios otros emprendimientos vencidos mucho antes de lo previsto por creer que por contar con pasión desmedida alcanzaba.

Cuando en el entretiempo de Lanús 1 – Rafaela 0 la gente de la crema puteaba a mansalva desde los lujosos palcos a jugadores y entrenador por una producción de bajo nivel supe que el límite de la paciencia y amor por una camiseta penden de un hilo muy pero muy delgado,  supe que el respeto por una gestión y el esfuerzo de una institución valen nada para esos profesionales, estudiantes o laburantes de esta sociedad que por el solo hecho de camuflarse con una camiseta sienten que pagando un ingreso tienen derecho a todo. Para ellos todo vale nada, para ese puñado de hijos de médicos o adinerados plateítas que solo vieron una pelota en su vida a través de un tejido el éxito es el ahora, el éxito es una pelota que pega en el palo y entra por que la que da en el vertical y sale es derrota, frustración y fracaso.

EL equipo perdió con Estudiante de la Plata de manera categórica y solo se aceptan reproches desde el rincón actitudinal de la prestación del equipo, nada irremediable, y sin embargo no paro de oír en las calles que hay jugadores que no sirven, que Lopez puede jugar en el argentino y que Carniello no es el crack que decían –para mí nunca lo fue-, Trullet ha vuelto a ser un técnico que observa poco al oponente de turno y hasta Sara ya no ataja penales sentado en una silla. Somos extremistas, vamos de la risa al llanto en un abrir y cerrar de ojos, es demasiado, se debe encontrar un punto medio para no sacar las carrozas al centro en las buenas y redactar epitafios en las malas, sigamos siendo Rafaela, sin el fanatismo de los extremos pero con la pasión del fútbol de siempre, con un toque de paciencia y una pizca de cordura, así la cosa irá mejor. ¿Dónde quedaron aquellos que irían a disfrutar del fútbol de primera?, ¿y los que hablaban de salvarse del descenso sufriendo hasta el final?, a ellos les recuerdo que en Rafaela hay un equipo que protagoniza el más importante torneo de fútbol de la argentina y de los más atrayentes del mundo, no se olviden que en Rafaela hay un equipo que protagoniza un torneo en el que River Plate no puede jugar, ¿saben porque?, un abrazo.

14 oct 2011

Bolsillos llenos, corazones vacíos.


EL fútbol argentino vive momentos poco felices, nuestra selección se ha vuelto definitivamente vulnerable hasta en el  ámbito sudamericano, nos gana cualquiera, por que Venezuela en esto del fútbol de estos tiempos lo es y no exagero ni ataco desde lo peyorativo a la “vino tinto”, sucede que no hay antecedentes de victorias importantes ni palmares alguno que se encargue de darle identidad de fútbol importante a ese grupo, es empresa en crecimiento y más nada, y aún desde esa condición se permite ganarnos en tiempos de Messi, de no creer.

Ya oímos todos aquello de que la pelota no dobla en la altura de Bolivia y también de árbitros medio pelo, ya oímos de cansancio y viajes agotadores y ahora también de humedad y césped alto, ya lo oímos todo, toda excusa vale para defender derrotas indefendibles, pero nadie habla del amor propio, nadie habla de sentir los colores y el calor de la gente que representan, de aquellos que dejan sus trabajos y toda obligación para poder ver a ese representativo que ya no representa, y los tipos nada, solo hablan de humedad, así esta nuestro fútbol, carente de jugadores capaces de entrar a una cancha en pésimas condiciones y disfrutarlo e intentar ganar, falta amor por la celeste y blanca, quizás, solo quizás sea un punto para empezar a incluir en los contratos, imagino un inciso diciendo “el jugador se compromete a transpirar la camiseta sin poner excusas”.

Lo veo a Demichelis cansado y solo preocupado por salir a través de una pose favorable en alguna foto de tapa junto a su mediática esposa, veo a Mascherano despreocupado, tanto como a ese Di María  galáctico allá y poco rendidor acá, lo veo a Messi, el que derriba toda medida que se le para delante allá, y nada de nada acá, rehusándose a  cantar el himno nacional argentino, y se le perdona por que el tipo juega bien al fútbol –por ahora solo allá- , pero aún así es positivo porque nos permite corroborar que el tipo no es argentino, de lo contrario cantaría esa estrofas con lágrimas en los ojos, como Los Pumas, dijo hace poco Felipe Contepomi que nada se compara con el momento de la entrega de las camisetas en el vestuario previo al juego y al momento del himno, Messi no podrá decir lo mismo porque mientras se repasan las líneas de ese bello estandarte que nos debiera marcar y unir a todos el tipo solo mira para otro lado y come chicle.

Es verdad, lo de nuestro fútbol pinta mal, porque los bolsillos seguirán llenándose y el corazón vaciándose paso a paso, también hablamos de esquemas que no funcionan y de jugadores mal citados, también hablamos de entrenadores olvidándonos que los entrenadores jamás juegan y los esquemas son estrategias secundarias que vienen bastante detrás de la entrega y el amor por la camiseta, ese amor perdido, ese amor olvidado por las estrellas del fútbol a las que poco les importa si alguien pagó una entrada, hizo 6 horas de cola o pidió prestado para verlos.


No quiero más estos tipos de bolsillos llenos y corazones vacíos, no los quiero más, los prefiero cuando cantan el himno y conservan el hambre que estos ya no tienen, los prefiero con la garra de Riestra escalando desde las limitaciones en la copa Argentina o la de Los Pumas con sus ojos llenos de lágrimas y entonando el himno a los gritos, con el corazón al borde del final pero con el alma satisfecha de la entrega total.

7 oct 2011

Trullet: "Contra Boca nos jugamos el campeonato".

Estas son las palabras del entrenador de Atlético de Rafaela, de visita ayer en La Diaria de Red del Plata Rafaela FM 104,3, la radio líder en transmisiones deportivas de la ciudad. Poco esquivo, concreto y siempre jugado, un Trullet auténtico que no le escapa a nada a la hora de charlar de fútbol.
Carlos Alberto Trullet, nacido en El Trébol (Sta. Fe) hace 61 años (21 -10 -1949) habla desde un sitio quizás impensado en lo previo pero real hoy, Atlético se le anima a Boca, se le anima a la competencia, aún con alguna duda en medio, porque la permeabilidad de su defensa se instala entre los factores de riesgo, porque perdió bien frente a un Independiente chiquito y no pudo ante un SM de San Juan de la misma magnitud futbolística. Este Atlético va por más porque tuvo una importante capacidad de respuesta ante la primer tormenta de la competencia encadenando esas dos derrotas consecutivas que aportaron nubarrones a un cielo que se mostraba lejos de tenerlos, porque tiene jugadores en un momento notable dentro de un deporte donde los momentos de esos jugadores deciden, Castro, Juárez, Zbrun, Sara, Serrano, González, Gandín y otros que quedan por nada del otro lado de la fina zaranda.

Trullet habló de su equipo, “tengo confiabilidad, me da confianza, los dejo jugar y por eso mas que nunca solo agrego conceptos, les doy conceptos, pero estamos bien porque nadie nos superó, todos hablan de los segundos 45´en San Juan pero nadie de los primeros, todos hablan de los primeros 45´ante Lanús, pero nadie de los segundos, somos competitivos y eso es lo que me deja tranquilo”.

Siguiendo en la charla con Marcelo Muriel, Javier Colombo, Fernando Laurenti y Diego Oviedo el DT del escolta del fútbol grande dice “si le ganábamos a Independiente y San Juan peleábamos el campeonato, y ahora te digo que si le ganamos a Estudiantes vengo con Argentinos de local y nos vamos a jugar el campeonato contra Boca”, en relación a las alternativas siempre cambiantes de los partidos cuenta “yo estoy mas con lo de Basile, cuando dicen que vos podés armar todo de la mejor forma en la pizarra, los paras y no podés perder, pero después, los muñequitos se mueven y todo cambia, mirá, todos dicen que nos hicieron un gol desde una jugada de lateral como si se tratara de un error imperdonable, pero nadie dice que nosotros le hicimos a Lanús un gol desde un saque de arco, esto es una cuestión de errores y de quienes menos los comenten, el día que se terminen los errores ustedes y nosotros nos quedamos sin trabajo”.

Acerca del sistema “Prozone”, comenta que “me arrojo los resultados que en algún caso esperábamos, por ejemplo que nuestra salida es mas clara por el lado de Castro, que Castro y Zbrun son los jugadores que mas veces se pasan la pelota, además puedo ver que hay otros que entran poco en contacto con el balón, por otra parte el sistema es muy ágil y con un solo click podes acceder a la revisión de jugadas sin la necesidad de ver todo el partido, es muy bueno”.

En la charla se habla de un posible regreso de César Carignano a fin de año desde el descontento que muestra el jugador en su paso por el fútbol chileno y Carlos es tajante, “mientras yo sea el entrenador no volverá a jugar en Atlético, el se fue y no llamó a ningún integrante del cuerpo técnico para agradecer, y yo tuve mucho que ver en su recuperación, a mi no me gustan las personas desagradecidas, y no quiero seguir hablando por que ya fui muy claro”.

Cuando se le preguntó por como veía a los otros entrenadores y el nivel de los mismos dijo entre risas “mirá los estamos, De Felipe, Sielinzki, Sciaqua, Kudelka, y los peces gordos están afuera, pero yo estoy bien, me siento bien y me permito disfrutar de todo esto”.

Respecto de su relación con los medios de la ciudad y ante la pregunta, ¿Sentís que hay un periodismo que te está esperando?, deslizó una sonrisa y sentenció “hace tres años que me están esperando pero soy escurridizo”, y agregó “me molesta que no se tenga conciencia de donde se está, donde pusimos el club y lo bueno que es para la ciudad, siempre se está buscando el detalle para golpear, por ejemplo se dijo que como perdimos en San Juan íbamos a perder con Lanús y se habló mucho del partido con San Juan, me molesta porque yo les doy un lugar, los respeto y un sector no me reconoce lo que se hizo en todo este tiempo”.

En algún momento de la charla se permite hacer sus números y los mismos le cierran por todos lados, dan, siempre dan, porque la campaña es irreprochable. “Solo falta que digan que soy un vago, y nunca falté en 21 años a un solo entrenamiento” es una de las tantas frases que al pasar deja un entrenador consagrado que busca reconocimiento en la misma medida que el respeto que ya se supo ganar por tantos resultados en los que fue factor determinante.

4 oct 2011

Nos robaron otra vez, hasta cuando?.

Fue el domingo en la tarde, nos ausentamos con la familia un instante de casa y al volver nos encontramos con lo peor, nos habían entrado y dado vuelta la casa, un horror, otra vez los delincuentes ganando, hasta cuando me pregunto.
Son los mismos de siempre, pero esta vez van a caer. Gracias a los medios de comunicación por su intervención en la publicación del hecho, a unorafaela.com, Diario La Opinión, a Javier Colombo y Marcelo Muriel de Red del Plata Rafaela Fm 104,3 y todo su equipo, a Gerardo Zanoni y Adriana Bergero de ADN 97,9, a Chany Fontanetto de Cablevisión, a LT28 Rafaela Argentina, y a tantos otros que se manifestaron preocupados por lo sucedido, confío en que se va a esclarecer, el equipo de "Investigaciones" está cerca de resolverlo, y por favor basta!

Gracias!.

Nadie soñó con este presente de Atletico de Rafaela.

...y así va rumbo a la lucha por un campeonato que me parece en algún momento le quedará grande de mangas, pero el seguir a la luna –Boca- lo llevará a encontrar sin problemas la estrella de la permanencia.
La película habla de una fantasía difícilmente realizable pero que es verdad, el presente es redondo y los números son impecables, tremendos, Atletico con Trullet de entrenador ya sacó 19 puntos sobre 30 posibles en el regreso a primera división y todo se ve a través de un cristal que solo muestra todo positivamente. El presente como las proyecciones hablan de un equipo sorpresa, porque lo es, ya que ni propios ni extraños soñaron jamás con un presente de este modo en primera división, atravesando las tormentas de la lucha sin escudos ante los grandes nombres, yendo contra los molinos de viento propios de un escenario desconocido.

El equipo a veces no termina de convencer, y hasta siembra dudas, pero acto seguido aparece erguido sumando una victoria más, cae ante Independiente cuando la gente se comienza a desacostumbrar de la derrota por aquello del gran golpe en cancha de San Lorenzo ante el equipo de Asad, y luego pierde dejando una imagen borrosa por el cansancio raramente asumido por los protagonistas ante San Martín de San Juan, y cuando suena por lo bajo algún rumor de racha adversa emerge para sepultar todo con una victoria ante un indescriptible aunque importante Lanús.

El equipo cambia buenas y malas en un contexto en el que las malas forman parte de lo esperado y no invita a perder la calma y lo bueno lo es tanto que impacta, con el solo hecho de refrescar esto de parecer ser el único que se anima a seguir a Boca en el difícil camino hacia la cúspide de la competencia.

Su arquero Sara se afianza con respuestas rutilantes, en el fondo no termina de brindar los atributos que con nombres que se repiten ostentaba en el ascenso, el medio campo es uno con Juarez y otro sin él disparando un tema sin respuestas, pero Fisore hace pie en la categoría aunque expuesto y eso alienta, Castro es el jugador distinto y jerarquizado por la divisional aunque poco mostrado por los grandes medios, Serrano parece haber jugado siempre en la categoría y Fede Gonzalez hace llorar a los hincas del rojo de Avellaneda cuando lo ven volar rumbo a algún grito importante, claro, también está Gandín, que tiene chapa y la lustra seguido junto a los cinco gritos que ya regaló. Desde el banco parece ser Walter Gaitán quién mas aporta desde su condición de futbolista brillante que busca su mejor presente.

El equipo da pasos importantes hacia delante, aprovecha sus momentos en cada juego como sus rivales no siempre pueden, y así va rumbo a la lucha por un campeonato que me parece en algún momento le quedará grande de mangas, pero el seguir a la luna –Boca- lo llevará a encontrar sin problemas la estrella de la permanencia, parece ser el camino correcto, por la cosecha de puntos, por desactivar rápido la primera muestra de aparición de racha adversa y por mostrarse humilde, muy humilde aunque dentro de la riqueza de saberse a la altura de las circunstancias, lejos de ser vapuleado jamás y cerca del nivel de los grandes, lejos de ser menos que nadie y cerca de ganar a todo rival, encumbrado o no.

Su técnico no viste las camisas importadas del soberbio Gabriel Schurrer, un becado incapaz de revertir las barquinazos que da su equipo en el campeonato sin mostrar pericia para el manejo del timón de un navío cuya tripulación le queda grande, muy grande. Trullet no muestra los trajes de Asad y demuestra que no es una cuestión de pilchas, el DT no tiene el marketing de Gareca o del siempre vende humo de Simeone cuya foja de servicios chorrea derrotas y fugas evitando descensos, es más, si hasta se dijo que Trullet trabaja poco, algo no comprobable e inmedible en el fútbol, aunque reconocido poco laborioso en función de sus rivales. Atlético tiene un entrenador impropio de la categoría, gana y no se come los micrófonos, pierde y dice “jugamos mal”, no llama a los medios para que le otorguen pantalla ni se atribuye méritos por sobre sus dirigidos, va contra la corriente aunque en la dirección de sus convicciones.

La primera división le permitió a este Rafaela –como lo llaman los porteños- importar desde la “BN” una idea de juego, un estilo para moverse en la competencia, una sincronización a nivel equipo que no se compra en la despensa de la esquina, la primera le dio la chance de hacer pie desde un trabajo sostenido en el tiempo, la “A” le permite sentirse uno más y ahora se lo tendrán que bancar camino al objetivo de quedarse en la divisional –que ya no es poco- y mirando de reojo el descuido de algunos animadores de siempre que dejan una silla libre para sentarse a la mesa de los grandes.

Gabriel Santillán