2011 ha sido un año que quedará por siempre en el recuerdo de propios y extraños, de estos rafaelinos testigos directos de los logros conseguidos y aquellos memoriosos que aunque a la distancia no tuvieron otra que rendirse a los pies de la trascendental obra del fútbol de la ciudad.
Se trata de una cuestión innegable, la región con Rafaela como núcleo es un gran polo donde se edifican grandes proezas, solo grandes proezas, aunque pocas veces como en este año, conjugando en una institución un campeonato de la BN con su respectivo premio, y luego en primera división realizando una campaña notable más allá de los números. Siempre Rafaela trasciende por los hechos que protagonizan sus deportistas, sus futbolistas en el medio o en el contexto nacional y mundial, como sus basquetbolistas, sus tenistas, golfistas y tantos otros que muestran su talento en cada rincón del país y del globo.


No podemos dejar de transitar por el reconocimiento a quienes protagonizaron el éxito, a Guillermo Sara con un rendimiento que no garantizaría un consagrado de la categoría, y a Bovaglio con su aporte de jugador-caudillo, como a Carnielo y Zbrun como tantos otros jugadores de nuestro medio y una zona muy cercana que hoy entrega sus productos a la empresa que es Atletico en busca de quedarse en la máxima divisional, es decir, la ecuación no encierra secretos ni milagros, Atletico ascendió y realizó un notable apertura de primera división por tener un entrenador capaz y también exitoso, futbolistas con alto nivel de rendimiento y un dirigente maduro, capaz y ahora consagrado como lo es Carlos Eguiazu. Atlético en 2011 tocó el cielo con sus dos manos, y en el camino al éxito de mantenerse transita con paso sostenido.
El 2011 entregó una nueva decepción para los hinchas de 9 de Julio, otra más, es que el león perdió la categoría jugando el Argentino A y es una herida que aún sangra, aún duele y ese dolor se manifiesta en diferencias internas nada fácil de zanjar, pero es apenas una marca en un año generoso como ninguno para el fútbol de Rafaela.
Fue el año de la experiencia fallida de Quilmes en el TDI pero que como tal no deja de tener el premio al desafío de la búsqueda nuevos horizontes sabiendo que habrá cuestiones por fortalecer, como una senda futbolística con Schatler a la cabeza y otras por revisar como las fisuras en lo disciplinario mostrada en el cruce con Sanjustino.

Segatti fue el faro de una defensa muy solvente, además mostró en el siempre vigente flaco Ibarra Duarte un elemento vital, el equipo mostró solides con Leo Vera como el termómetro del equipo, el talento de Andrés Saavedra para conducir, sumados a Cristian Arias y su aporte de jugador pícaro, inteligente y desequilibrante junto a Olivera y su perfil de viejo matador de las áreas. No le faltó nada a Brown, por eso hoy es el mejor de todos, aún por encima de un Atlético que luce sus mejores jóvenes figuras mezcladas con sus proyectos de futbolistas en plena explosión, porque Nano Clementz ha hecho un trabajo para campeón, un trabajo que mereció coronarse con un título que tan solo no alcanzó por un Brown contundente a la hora de la definición mano a mano.
Ben Hur cambió buenas y de las otras en su paso por el Argentino “B”, Adrián Gorostidi mostró el temple necesario para llevar adelante un proceso que por poco no alcanza algo mayor, luchó contra las limitaciones y claroscuros de un club que intenta hacer pie luego del naufragio. Para verlo salir de ese pozo hará que esperar, la tarea será compleja y todo hace pensar que el recuperar el terreno perdido en lo deportivo debiera venir luego del saneamiento institucional, queda un trabajo interesante de Gorostidi para recordar y muchos goles de “Cocó” Ledesma para no olvidar, y desde lo futbolístico, nada más. El ciclo de Olivares arrancó brillantemente con tres victorias en tres presentaciones, pero el juego se fue desdibujando como la imagen del entrenador, con el correr de los partidos el equipo cedió terreno y de líder se convirtió en equipo de media tabla, metió un nombre como Héctor Silva a la categoría pero su aporte al fútbol y al grupo fue escaso y un día dijo adiós para ya no volver y dejando nada, nada de nada. El plantel cuenta con los recursos necesarios para aspirar a algo más, se trata de amalgamar y conducir seriamente y quizás se acerque a la meta.
El año 2011 volvió a encontrar a nuestras instituciones con fútbol con mucha actividad y emparentó a nuestros equipos con la gloria siempre, con algún tropiezo ineludible desde desaciertos repetidos también, pero el balance es largamente positivo, es que no fue un año más, 2011 es un año para recordar aunque se aprecia un crecimiento muy marcado desde la experiencia de algunos dirigentes y otros protagonistas que desde el inconformismo y la intención de crecer e ir por nuevas metas invitan a pensar en que tendremos un 2012 mejor, aún mejor.
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