21 oct 2011

Al borde del límite, en Rafaela también.

Por momentos el tema preocupa, veo que se precipitan ciertas situaciones, veo que algunos se empeñan en aparecer como esos irracionales seguidores de clubes caídos en desgracias financieras que solo piensan en la victoria de su equipo en este fin de semana, los de Racing, los del Rojo o los de Chaca, los de River como los de Platense como tantos otros. Quieren que su equipo gane si o si o que se vaya el técnico y si el cambio de técnico no funciona entonces… que se vayan todos. Y así están los que están, en la ruina absoluta, porque varios otros miran desde afuera como For Ever, o los santiagueños que de Central Norte que decían que si ganabas allí no salías, o como los correntinos y varios otros emprendimientos vencidos mucho antes de lo previsto por creer que por contar con pasión desmedida alcanzaba.

Cuando en el entretiempo de Lanús 1 – Rafaela 0 la gente de la crema puteaba a mansalva desde los lujosos palcos a jugadores y entrenador por una producción de bajo nivel supe que el límite de la paciencia y amor por una camiseta penden de un hilo muy pero muy delgado,  supe que el respeto por una gestión y el esfuerzo de una institución valen nada para esos profesionales, estudiantes o laburantes de esta sociedad que por el solo hecho de camuflarse con una camiseta sienten que pagando un ingreso tienen derecho a todo. Para ellos todo vale nada, para ese puñado de hijos de médicos o adinerados plateítas que solo vieron una pelota en su vida a través de un tejido el éxito es el ahora, el éxito es una pelota que pega en el palo y entra por que la que da en el vertical y sale es derrota, frustración y fracaso.

EL equipo perdió con Estudiante de la Plata de manera categórica y solo se aceptan reproches desde el rincón actitudinal de la prestación del equipo, nada irremediable, y sin embargo no paro de oír en las calles que hay jugadores que no sirven, que Lopez puede jugar en el argentino y que Carniello no es el crack que decían –para mí nunca lo fue-, Trullet ha vuelto a ser un técnico que observa poco al oponente de turno y hasta Sara ya no ataja penales sentado en una silla. Somos extremistas, vamos de la risa al llanto en un abrir y cerrar de ojos, es demasiado, se debe encontrar un punto medio para no sacar las carrozas al centro en las buenas y redactar epitafios en las malas, sigamos siendo Rafaela, sin el fanatismo de los extremos pero con la pasión del fútbol de siempre, con un toque de paciencia y una pizca de cordura, así la cosa irá mejor. ¿Dónde quedaron aquellos que irían a disfrutar del fútbol de primera?, ¿y los que hablaban de salvarse del descenso sufriendo hasta el final?, a ellos les recuerdo que en Rafaela hay un equipo que protagoniza el más importante torneo de fútbol de la argentina y de los más atrayentes del mundo, no se olviden que en Rafaela hay un equipo que protagoniza un torneo en el que River Plate no puede jugar, ¿saben porque?, un abrazo.

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