14 oct 2011

Bolsillos llenos, corazones vacíos.


EL fútbol argentino vive momentos poco felices, nuestra selección se ha vuelto definitivamente vulnerable hasta en el  ámbito sudamericano, nos gana cualquiera, por que Venezuela en esto del fútbol de estos tiempos lo es y no exagero ni ataco desde lo peyorativo a la “vino tinto”, sucede que no hay antecedentes de victorias importantes ni palmares alguno que se encargue de darle identidad de fútbol importante a ese grupo, es empresa en crecimiento y más nada, y aún desde esa condición se permite ganarnos en tiempos de Messi, de no creer.

Ya oímos todos aquello de que la pelota no dobla en la altura de Bolivia y también de árbitros medio pelo, ya oímos de cansancio y viajes agotadores y ahora también de humedad y césped alto, ya lo oímos todo, toda excusa vale para defender derrotas indefendibles, pero nadie habla del amor propio, nadie habla de sentir los colores y el calor de la gente que representan, de aquellos que dejan sus trabajos y toda obligación para poder ver a ese representativo que ya no representa, y los tipos nada, solo hablan de humedad, así esta nuestro fútbol, carente de jugadores capaces de entrar a una cancha en pésimas condiciones y disfrutarlo e intentar ganar, falta amor por la celeste y blanca, quizás, solo quizás sea un punto para empezar a incluir en los contratos, imagino un inciso diciendo “el jugador se compromete a transpirar la camiseta sin poner excusas”.

Lo veo a Demichelis cansado y solo preocupado por salir a través de una pose favorable en alguna foto de tapa junto a su mediática esposa, veo a Mascherano despreocupado, tanto como a ese Di María  galáctico allá y poco rendidor acá, lo veo a Messi, el que derriba toda medida que se le para delante allá, y nada de nada acá, rehusándose a  cantar el himno nacional argentino, y se le perdona por que el tipo juega bien al fútbol –por ahora solo allá- , pero aún así es positivo porque nos permite corroborar que el tipo no es argentino, de lo contrario cantaría esa estrofas con lágrimas en los ojos, como Los Pumas, dijo hace poco Felipe Contepomi que nada se compara con el momento de la entrega de las camisetas en el vestuario previo al juego y al momento del himno, Messi no podrá decir lo mismo porque mientras se repasan las líneas de ese bello estandarte que nos debiera marcar y unir a todos el tipo solo mira para otro lado y come chicle.

Es verdad, lo de nuestro fútbol pinta mal, porque los bolsillos seguirán llenándose y el corazón vaciándose paso a paso, también hablamos de esquemas que no funcionan y de jugadores mal citados, también hablamos de entrenadores olvidándonos que los entrenadores jamás juegan y los esquemas son estrategias secundarias que vienen bastante detrás de la entrega y el amor por la camiseta, ese amor perdido, ese amor olvidado por las estrellas del fútbol a las que poco les importa si alguien pagó una entrada, hizo 6 horas de cola o pidió prestado para verlos.


No quiero más estos tipos de bolsillos llenos y corazones vacíos, no los quiero más, los prefiero cuando cantan el himno y conservan el hambre que estos ya no tienen, los prefiero con la garra de Riestra escalando desde las limitaciones en la copa Argentina o la de Los Pumas con sus ojos llenos de lágrimas y entonando el himno a los gritos, con el corazón al borde del final pero con el alma satisfecha de la entrega total.

No hay comentarios.: