14 jul 2008

El salvavidas que rescató a muy pocos

Desde hace varios años, el fútbol argentino ha aceptado un debate sobre el manejo de los clubes. Por un lado aparecen los defensores de las asociaciones civiles como método natural de conducción. Por el otro están los que promueven la llegada del gerenciamiento y de otras formas de capitales privados, tal como sucede en varios países de Europa, en especial de la Premier League inglesa, considerada por muchos el mejor torneo del mundo. La teoría de los que avalan esta última corriente es correcta: en nuestro país, las entidades deportivas manejadas por dirigentes, tal como es su status lógico, han experimentado varios derrumbes estrepitosos. Entonces, surge en escena otro tipo de propuestas aparentemente salvadoras con la fórmula "dinero es igual a éxito". El problema es que aquí la historia reciente también muestra muchos ejemplos de fracasos, con su grotesco mayor en la traumática relación de Blanquiceleste SA y Racing, con el escandaloso final que se produjo hace siete días.
El 7 de marzo de 2000, el comité ejecutivo de la AFA, en medio de una grave crisis financiera de los clubes, redactó un reglamento que publicó en el Boletín 3095, al día siguiente, denominado Plan de Recuperación Mediante Inversiones Privadas en el Fútbol Profesional. Era la apertura de la puerta para la oficialización de la llegada del gerenciamiento, y se estipulaba un régimen de relaciones entre clubes profesionales que se encontraban en situación de crisis con otras personas jurídicas con capacidad para aportar los recursos necesarios para llevar adelante un proyecto común entre ambas partes.
El primer club en encuadrar en este régimen fue Quilmes, de la mano del grupo Exxel, en una relación tormentosa tanto en lo deportivo como en lo económico que casi llegó a instancias judiciales. Desde allí y hasta el caso Racing, hubo varios intentos fallidos de duración efímera y negativa, como por ejemplo sucedió, entre otros, con los clubes Laferrère, San Miguel, Argentino de Quilmes y Yupanqui.
En el interior del país, en el presente, existe lo que se denomina "comisiones de apoyo a los clubes", una figura intermedia que elude la formalización que se exige en la AFA para los casos de gerenciamiento. A cambio del aporte económico, estos grupos suelen realizar otros negocios con la institución, como el apropiamiento de un porcentaje de los pases de los jugadores juveniles. Y hasta se observa que en algunos casos los capitales privados se repiten, como sucede con la empresa Avalon, con presencia en Santamarina, de Tandil (del Argentino A), y El Linqueño, de Lincoln (del Argentino B).
En la última temporada, uno de cada cinco equipos de la primera B Nacional estaba gerenciado. Dos de ellos consiguieron el ascenso: San Martín, de Tucumán, y Godoy Cruz, de Mendoza. En 2002, el club tucumano estaba en uno de sus peores momentos. Entonces Rubén Ale, un ex barrabrava del club devenido empresario, tomó las riendas de la institución con la gerenciadora NOA. Seis años después, luego de un período en el que se entremezclaron los éxitos y la polémica por sus movimientos fuera del ámbito deportivo, que motivaron varias sospechas judiciales, Ale comparte dos cargos: presidente del club y dueño de NOA.
En Godoy Cruz, el otro equipo gerenciado que acaba de saltar de la B Nacional a la primera división, la historia también muestra paralelismos y cargos compartidos entre la empresa y la dirigencia del club. José Manzur es el titular de Acción Deportiva, la entidad que gerencia el club mendocino, y a la vez, hasta el año último, fue vicepresidente del club.
Los otros dos clubes de la B Nacional que son gerenciados tal vez representen la mejor muestra de que el gerenciamiento no trae soluciones mágicas. Se trata de Belgrano y Talleres, las dos entidades más populares de Córdoba, que desde hace varios años lidian con gerenciamientos que acarrean más problemas que soluciones. Talleres quebró en 2004, y al año siguiente la gerenciadora Ateliers se hizo cargo de los destinos futbolísticos de la institución. En lo deportivo, los resultados fueron malos: el equipo no logró el regreso a la máxima categoría y, para peor, este año casi desciende al torneo Argentino A (le ganó en la Promoción a Racing, de la misma ciudad). En lo económico, todo fue aún peor: la deuda del club subió de 21 millones de pesos a poco más de 25. Y el actual titular de la gerenciadora, Carlos Ahumada Kutz, es un polémico empresario investigado por la justicia argentina y por la mexicana (ver página 5).
Córdoba Celeste se llama la gerenciadora que maneja a Belgrano, que cumplió con el objetivo primordial de cualquier dirigente: ganar el campeonato económico. El club quebró en 2000, y en 2001 asumió la empresa, que entonces era dirigida por Norberto Castaños, Luis Manzanares y Carlos Bustos, ex defensor de River, Independiente y Deportivo Español. A favor: los números del club mejoraron y la deuda bajó de aproximadamente 17 millones de pesos a 3,5. En contra: el club no encuentra el rumbo futbolístico y, si bien subió a primera división a mediados de 2006, seis meses después de la llegada de Armando Pérez -el gerenciador de Córdoba Celeste desde principios de 2006 hasta la actualidad-, la alegría duró sólo un año, porque el descenso fue inmediato. Córdoba no tiene representantes en el mayor torneo del fútbol argentino.
En el presente, ningún club de la primera B se encuentra bajo la figura del gerenciamiento. Sí aparecen dos en la primera C, con historias muy especiales. Uno es el ex Sportivo Barracas, que desde 2003 es gerenciado por el Grupo Inversor SA, con el economista Orlando Ferreres y el periodista Enrique Sacco como cabezas, que cambiaron el nombre del club y mudaron su sede: se llama Barracas Bolívar y juega en esa localidad bonaerense, aunque las actividades sociales siguen en la sede del barrio porteño. Su primo hermano , Barracas Central, no está gerenciado, pero es otra de las tantas entidades que tienen algún padrinazgo con fondos privados: en este caso se trata del Sindicato de Camioneros, ya que el presidente del club es Claudio Tapia, yerno de Hugo Moyano, el titular del gremio mencionado.
Barracas Bolívar juega el clásico de los gerenciados de la C contra Fénix, con la coincidencia de que ambos ascendieron de la D estando en manos privadas: el primero en 2004 y el segundo al año siguiente. También en Fénix hubo mudanza: de Colegiales y Chacarita, las sedes antiguas, a Pilar, donde inauguró un estadio el 4 de febrero de 2006, después de aproximadamente 15 meses de construcción. Desde hace diez años, el empresario César Mansilla conduce el club desde el aspecto económico. Antes, como un fuerte colaborador externo, y ahora, al frente del gerenciamiento. Ya se dio un gusto grande: lograr que Alberto Acosta vuelva al fútbol y juegue con los colores de Fénix.
Historias de gerenciamientos del fútbol argentino. La solución mágica que, según los antecedentes, enferma más de lo que cura...
8 años hace que la AFA oficializó los gerenciamientos en el fútbol argentino.
Inglaterra: el club gerenciado de los 27.278 presidentes Ebbsfleet United, un club de la quinta división inglesa, tenía que reunir 700.000 libras (poco más de 4 millones de pesos) para saldar una deuda. Sus hinchas aportaron el dinero y por eso son... sus gerenciadores: actualmente el club está dirigido por 27.278 presidentes.
Por Carlos Beer(LA NACION)

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