30 may 2010

... a Gabriel Airaudo.


Querido Gabriel, quiero contarte que lo que te pasó en La Plata me va a quedar grabado por siempre, si hasta parece que ocurre a cada instante toda vez que lo repaso en mi memoria, es que después de andar durante casi quince años en esto del fútbol haciendo periodismo debo reconocerlo, es la primera vez que un hecho me impacta, me afecta, se mete en mi vida y provoca que a tu dolor lo sienta como propio, juro que tu mal es el mío, en verdad siento tu sufrir.

Querido Gabriel, no soy de los que se besa con los jugadores, y las palmadas no son mi costumbre, no soy de andar buscando amigos en esta profesión pero este es un archivo demasiado pesado para guardar en el disco rígido de cualquiera, es que todavía te veo con esa cara de super héroe saliendo a jugártela, es que saliste a entregarte como en el segundo tiempo frente al “negrito” en Rafaela poniendo de pie a todo el monumental cuando tu mano derecha “paró” el grito tripero, yo sé Gabriel que saliste a entregarte en cuerpo y alma , y no saliste a proteger un imperio, ni saliste a proteger a tu reina, no saliste a proteger tu nación, y aunque pareció todo eso en realidad tan solo saliste a defender el arco de Atletico, un arco de fútbol, en medio de un partido de futbol, dentro de un campeonato de futbol, y todo solo dentro del futbol, saliste a llenarle el corazón a ese hincha que quiere ver a su equipo dar todo, saliste a proteger esos tres palos como a un hijo caído en desgracia, como a una madre enferma, como a un padre al que la vejez lo alcanzó, saliste a defenderlo como a un pueblo arrasado que se quiere poner de pie, como a un niño abandonado, saliste a cubrirlo como a ese soldado que quedó en medio del fuego cruzado.

El choque con Castro provocó una laceración de la que nadie se recupera, es que esa herida baja parcialmente el telón de tu carrera, casi que es el fin, pero tan solo de tu vida de futbolista, posiblemente ya no existan esas contiendas que algunos cuantos intentan transformar en guerras, esos cruces en el que muchos intentan poner su virilidad en juego parece no se repetirán.

Que no te lo merecías dicen todos, ¿quién sí lo merece acaso?, nadie, querido pibe con estirpe de gladiador te llevaste la peor parte en el reparto de malas por parte del destino, la de perder una gran porción de un sentido, la de quedar herido por siempre, aunque en realidad y por más que se lo proponga el destino no puede ser demasiado cruel con ese buen tipo del que todos hablan y por eso esa herida solo lastima al Airaudo arquero, el Airaudo futuro profesional o futuro padre de familia, el Airaudo buen tipo salió ileso, sin un solo rasguño, es que en ese instante fatídico el “Caio” Marino solo atinó a salvar al hombre, el que ahora está intacto, y allí se terminan las palabras, ¿Cómo va a ser fácil superarlo?, ¿Quién dice eso?, todo lo contrario, la etapa del duelo llegará y se instalará, pero luego se irá, todo volverá a empezar, una vida nueva.

Querido Gabriel, que pena que no sos mi amigo, porque te juro que cuando te vi en esa camilla mal herido me dieron muchas ganas de abrazarte, de decirte que ese golpe lo había recibido yo también, que pena no sos amigo, por que en verdad no te habría dejado un instante sin acompañarte, que pena no sos amigo para decirte “podés contar conmigo”, querido Gabriel, que bueno que no somos amigos porque de serlo lo que termino de decirte carecería de valor.

Gabi, decile al futbolista, a ese luchador fenomenal, leal, honesto y paciente que tuvo su premio, que podrá decir “yo llegué”, decile que espero lo haya disfrutado, decile al futbolista que los golpes forman parte de esto, decile al futbolista que Airaudo tiene una misión mas importante que solo custodiar tres palos, decile a Airaudo que en esa tarde de mayo en el bosque nació un hombre que tiene todo para dar y en ello está cumplir los grandes sueños, los de ser padre, los de ser marido, los de hacer abuelo a tus viejos, es decir, llega la hora de cumplir todos aquellos sueños que no caben en una pelota de fútbol.

Gabriel Airaudo choco con Lucas Castro a las 17:30 del 23 mayo en el bosque de la plata, son cosas que pasan en esta pavada llamada fútbol, ¿las consecuencias?, un arquero golpeado y un pibe hecho hombre en un instante, ese hombre que pronto asomará a su nueva vida como por una manga sabiendo que ya ascendió, que ya ganó, y que todavía tiene mucho por ganar.

Airaudo, te debo un abrazo, y un día... te lo voy dar.

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