10 nov 2008

Cerró la puerta y se marchó...


Solo quedó tiempo para una breve despedida, “enfrentar” por última vez a la prensa y hacer referencia a los festejos que la misma camiseta protagonizaba hace unos pocos meses atrás con su figura al frente y poco más por destacar, cerrar la puerta y marcharse para no volver, esa es la salida de Diego Pablo Simeone, ese que fue aquel joven futbolista que de Velez de la Argentina se fue al Pisa italiano en épocas donde emigrar no era soplar y hacer botellas.

El “Cholo” debutó a los 17 años en primera división, nada en su vida fue todo lo normal que debiera ser, sus tiempos de crecimiento quemaron etapas de manera presurosa, en un abrir y cerrar de ojos se sumó al Sevilla de “Diego y el Doctor” y en el Atlético tiempo después se midió la doble corona, Liga y Copa del Rey, vinieron Inter, Lazio con copa Italia y Supercopas Europea e Italiana, en 2005 “pegó” la vuelta y se calzó la camiseta de la “academia” de Avellaneda a la que rápidamente dejó para ser entrenador donde no desentonó, llegó Estudiantes con una conquista memorable y River con vuelta olímpica también incluida.

Rápido y furioso, desenfrenado, protagonista de una película que de manera acelerada avanza y habla de un gladiador que cayó dentro de un círculo sin salida en el que está condenado a ganar y ganar, con derrotas que también aparecen y que le hacen sentir el rigor de un mundo despiadado, el del fútbol, ese deporte que conoció de un lado del “mostrador” y seguro formo una opinión que entiendo difiere de la que le entrega la mirada realizada desde el lado del “DT”.

Resulta tan difícil como ingrato evaluar este paso por River, donde devolvió al millonario a la vereda de los logros, pero también lo llevó a ser el peor de la historia desde las estadísticas, ¿raro no?, cuantos caminos para recorrer en una historia en la que aparece como héroe un semestre y el peor de los villanos al siguiente, en un historia que se lleva a cabo en un club quebrado institucional y deportivamente en manos de un conductor inconducente, que difícil es hablar de este proceso encabezado por Simeone que se muestra tajante a la hora de separar a Ortega de su plantilla por “esos” problemas que tornan inmanejable al jujeño, pero que a la vez es incapaz de solucionar sus mediáticos inconvenientes matrimoniales que ponen en duda seriamente sus atributos curriculares.

La interminable lista de fracasos “Millonarios” de todo tipo ya lo tiene a Simeone como nombre destacado, y en River será la hora de un nuevo DT, que será el que podrá llevarlo o no a los éxitos, que podrá manejar o no el grupo y que ganará o perderá, cierto es que los problemas de esta institución cuya condición de grande comienza a flaquear y donde las derrotas rozarán lo dramático, las victorias en este contexto de la mano de quien sea, serán poco menos que un grano de arena en el desierto.

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